Me encantaría mandarte un mensaje y decirte que me llames. Que me hables. Que me consueles. Que me abraces para que pare esta presión que siento en el pecho. Que me des la mano y me
Y no sólo hablo de amor, hablo de suspiros, de caricias, de la sensación de alivio cuando son tus labios los que me rodean. Hablo de las sonrisas que se me escapan cuando te veo cruzar la esquina y acercarte, hablo de cómo la vida se me va contigo cuando sin decir nada te alejas. Hablo de la manera que tienes de enfadarte con el mundo y en especial conmigo, hablo de sacarte de quicio. Hablo también de tus ojos, que me atrapan, que son los únicos capaces de enredarme. Hablo de tus manos, siempre dispuestas a recoger todo lo que soy capaz de destrozar cuando me pongo nerviosa y digo cosas de las que después me arrepiento.
¿Ves como no es sólo amor?
Es transportarme a otro planeta cada vez que sin querer me besas en ese punto donde mis labios comienzan, o cuando me muerdes el puto hueso de la clavícula y todo mi cuerpo reacciona. Es reír de verdadera felicidad mientras lloro porque no me siento capaz de enfrentarme al mundo. Eres tú. Y tu maldita manía de desmontarme.
Pero todo esto es algo que sé que no te diré, que sé que no vas a leer, que sé que se quedará conmigo. Porque yo también estoy jodida desde que te conocí. Y por eso nunca voy a rogarte, y tú nunca vas a ser capaz de quedarte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario