"De qué me sirve tener un corazón a prueba de balas,
si lo que me mata es tu boca.
A lo mejor es que yo soy masoca
y necesito de tus arañazos para creer
que he recuperado una de mis siete vidas.
Cómo puedo ser tan imbécil
de depender de tus ronroneos a media luz,
si sé que en cuanto se te ponga la luna enfrente
vas a brindarle la oportunidad de lamerle hasta la locura.
Pero que no se me olvide,
que no se me olvide que soy mía antes que de nadie,
que llevo la falda con la que se torea,
que soy fuerte,
y que ser valiente no significa no llorar.
Que no se me olvide qué es reír,
que no se me olvide sentir,
caer, tropezar, cicatrizar,
que no se me olvide cómo era antes de ti.
Porque también tengo una bala en la recámara
esperando a ser disparada para luego perderse.
Me da igual ser una bala perdida desde que he encontrado
en tu ombligo el epicentro de la tierra.
Ahora que sé que soy capaz de reventar un terremoto
si se cura entre tus piernas.
Tengo una pistola vacía que juega a matar gente,
yo la llamo cordura
y es capaz de llevarte a la décima altura
para luego soltarte.
Aparte tengo 19 motivos por los que salir corriendo,
porque correrte ya sé que hace 500 noches que lo haces en otras camas.
Tengo muchas historias entre manos,
y no sé qué tramas,
pero tú ya no formas parte de ninguna.
No me hagas agarrarme a tus pupilas.
¿No ves que ahora miro al suelo?
Miro al suelo porque te dejé el mundo a tus pies
y tú seguiste bailando como si nada,
miro al suelo porque veo a tus pies
moverse al compás de tus latidos.
Porque estás pisando mi corazón
y tú sigues bailando como si nada.
Mira, mejor vamos a hacer como que nos hemos conocido,
como si hubiéramos vendido a un programa de prensa rosa
un romance inventado.
Y cuando trate de empezar de cero,
llegará alguien que te hará volar sin alas,
te partirás la boca por quitarle
más las lágrimas que las bragas,
y te darás cuenta de que no sirve de nada
un corazón a prueba de balas
si lo que buscas es que te mate su boca.
No, por favor, decidle que vuelva,
que viene el invierno y el frío,
que quiero recuperar lo que fue mío.
No me imagino un otoño sin deshojar sus párpados,
sin ser los hijos vástagos de una generación
que no creía en el amor.
No me imagino vivir sin hacer manifestaciones en su cadera
para denunciar lo desacuerdo que estoy con el mundo,
sin decidir si salgo a flote o me hundo
entre sus piernas cada noche,
sin apuntarme al derroche de saliva,
a sus idas y venidas, a ser su salvavidas
en cada derrumbe.
Por favor, decidle que vuelva...
...a quererme, a dispararme."
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