domingo, 22 de noviembre de 2015

Diego Ojeda, "Mi chica revolucionaria"

Voy a escribir un poema social
que hable de nosotros. 
Que ser pareja 
no es pintarse en un cuadro
y colgarnos en la pared.
Ser pareja es aprender a hablarle
a la cara al miedo,
encontrar el valor
para mirarse por dentro
para ser más grande por fuera
y encararse a la vida
sin chaleco antibalas.

Si te quedas a mi lado 
no quiero que seamos espectadores
en una vida de bajo coste,
quiero ser el protagonista
de todas tus revoluciones,
escupirle en la cara a los ministros,
insultar al Presidente,
lanzar piedras contra la corona,
fugarnos del país
después de poner una bomba
en la Junta anual de tu empresa
y que hablen de nosotros en los periódicos
y en las puertas de embarque de los aeropuertos.

Mi chica revolucionaria,
ya sé que desfaso demasiado
cuando no duermo, 
pero es que cada día me gusta menos
viajar sin ti,
imaginarte perdiendo el tiempo
en esa oficina de mierda
con vistas a la calle más fea de Madrid,
para llegar a fin de mes
haciendo malabares con mil euros.

Tú y yo no somos de contratos
ni de rutinas indefinidas.
Somos más de comer helado de cajeta
a las tres de la mañana,
y leer poemas en pelotas 
después de corrernos juntos.
Pero a veces me duele el mundo,
y este puto sistema 'devorapersonas'.
Y odio a España,
y a los banqueros,
y a las compañías telefónicas,
y a las aéreas,
y a los obispos,
y a los pedófilos,
y a los fachas progresistas del congreso.

Y nada, 
que te echo de menos,
que voy a masturbarme 
pensando en nosotros,
y voy a despedir a mi psicóloga
para huir contigo,
mi chica revolucionaria. 

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